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Efesios

Efesios 3

Ministerio de Pablo a los gentiles

1 Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles;

2 si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros;

3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente,

4 leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo,

5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:

6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,

7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.

8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,

9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;

10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,

11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor,

12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él;

13 por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.

El amor que excede a todo conocimiento

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,

16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,

21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

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Efesios

Efesios 4

La unidad del Espíritu

1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,

2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

5 un Señor, una fe, un bautismo,

6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

7 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.

8 Por lo cual dice:

Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,

Y dio dones a los hombres.

9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?

10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

La nueva vida en Cristo

17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,

18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;

19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.

20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,

21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.

22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,que está viciado conforme a los deseos engañosos,

23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,

24 y vestíos del nuevo hombre,creado según Diosen la justicia y santidad de la verdad.

25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo;porque somos miembros los unos de los otros.

26 Airaos, pero no pequéis;no se ponga el sol sobre vuestro enojo,

27 ni deis lugar al diablo.

28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

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Efesios

Efesios 5

Andad como hijos de luz

1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.

2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos;

4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.

5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.

7 No seáis, pues, partícipes con ellos.

8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz

9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),

10 comprobando lo que es agradable al Señor.

11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;

12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.

13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.

14 Por lo cual dice:

Despiértate, tú que duermes,

Y levántate de los muertos,

Y te alumbrará Cristo.

15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,

16 aprovechando bien el tiempo,porque los días son malos.

17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;

20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Someteos los unos a los otros

21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.

22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,como al Señor;

23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.

25 Maridos, amad a vuestras mujeres,así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,

26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,

27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,

30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.

32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

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Efesios

Efesios 6

1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;

3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;

6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;

7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,

8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.

9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos,y que para él no hay acepción de personas.

La armadura de Dios

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad,y vestidos con la coraza de justicia,

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de la salvación,y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,

20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

Salutaciones finales

21 Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico,hermano amado y fiel ministro en el Señor,

22 el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones.

23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.

24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.

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Filipenses

Filipenses LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES

INTRODUCCIÓN

Filipos

La primera mención que el NT hace de Filipos se encuentra en

Hch. 16.12

. En ese texto leemos que se trataba de una importante «ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia», evidentemente romana. Su nombre primitivo había sido Krénides, que significa «lugar de las fuentes», pero cuando en el 360 a.C. conquistó la ciudad el padre de Alejandro Magno, el rey Filipo II de Macedonia, cambió aquel antiguo nombre por el suyo propio.

Filipos estaba situada sobre la célebre «Vía Egnatia», que comunicaba Roma con Asia Menor. Se alzaba a unos 12 km. de la costa norte del mar Egeo, junto al límite de la región macedónica con la de Tracia. Sometida a Roma desde el año 167 a.C., a partir del 31 a.C., con la categoría de colonia y por disposición del césar Octavio Augusto, gozó de los privilegios y derechos que las leyes del imperio otorgaban a las ciudades romanas.

La iglesia filipense

La

Epístola a los Filipenses

(Flp), junto con la dirigida a Filemón, es la más personal de cuantas poseemos del apóstol Pablo. Es también el testimonio de un sentir gozoso y de mutua gratitud: de Pablo hacia los filipenses, que lo habían socorrido en momentos muy difíciles para él; y de los filipenses hacia Pablo, agradecidos por la labor que entre ellos había realizado.

Desde los primeros contactos hasta la redacción de esta carta habían pasado varios años. Aquellos encuentros iniciales, que dieron origen a una estrecha relación fraternal (

Fil. 1.3-8

4.1

), tuvieron lugar durante el segundo viaje misionero de Pablo, después de haber él recorrido el interior de Asia Menor, desde Cilicia, al sudeste de la península, hasta Troas, al noroeste.

En Troas, acompañado de Silas, Timoteo y seguramente también de Lucas, embarcó Pablo rumbo a Neápolis, puerto del norte de Grecia. De allí se dirigió a Filipos, donde no se detuvo mucho tiempo, aunque sí el suficiente para fundar una iglesia, la primera nacida en suelo europeo. Esta comunidad cristiana estaba formada en su mayor parte por personas que habían pasado del paganismo al judaísmo (véase, p.e., el caso de Lidia de Tiatira,

Hch. 16.14-15

), las cuales se reunían para el culto «fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración» (

Hch. 16.13

).

Lugar y fecha de redacción

No hay unidad de opinión respecto del lugar y de la fecha en que Pablo escribió la carta. Hay quienes opinan que la envió desde una prisión en Efeso, lo que permitiría apuntar como fecha probable los años 54 a 55. En tal caso, la carta tendría, como de hecho tiene, un marcado carácter de agradecimiento a los cristianos de Filipos, quienes al saber de la cautividad del apóstol, habían decidido mandarle algunos auxilios como expresión de amor y solidaridad fraternal (

4.18

). Por otra parte, si se interpreta la mención del «pretorio» (

1.13

) como una referencia al palacio imperial, podría tener mayor apoyo la hipótesis que localiza la prisión en Roma (

Hch. 28.16-31

). En tal caso, la carta habría sido escrita en esta ciudad, el año 63.

Contenido y estructura

La epístola no tiene una clara estructura doctrinal. Más parece responder a vivos sentimientos personales que al propósito de ofrecer un texto bien planificado y teológicamente articulado. No obstante, hay en ella profundos pensamientos junto a consejos y enseñanzas prácticas para la vida de los cristianos y para la marcha de la iglesia en conjunto.

Desde la acción de gracias inicial (

1.3-11

), dos notas predominan en la epístola: el gozo que caracteriza a una fe madura, y el amor de Pablo a la iglesia de Filipos. Esas notas son, sin duda, una hermosa lección de esperanza, impartida por el autor en medio de las penalidades físicas y morales de su cautiverio.

El cuerpo principal de la carta (1.12—4.20) transcurre entre un prólogo lleno de expresiones entrañables (

1.1-11

) y un epílogo revelador de la generosidad de los filipenses (

4.21-23

). El texto se desarrolla en una variada sucesión de temas y motivos de reflexión:

(a)

1.12-26

: Pablo da testimonio de que incluso la cárcel brinda oportunidades de anunciar el evangelio (

1.12-14

). Y reflexiona acerca de su ministerio apostólico, al que seguirá consagrado «o por vida o por muerte» (

1.20

) en tanto le llega la hora «de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor» (

1.23

). Porque para Pablo «el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (

1.21

).

(b)

1.27—2.18

: Este pasaje contiene una declaración fundamental de la fe cristiana: un himno (

2.5-11

) dedicado al Hijo de Dios preexistente y eterno, a Cristo Jesús: Él siendo en forma de Dios… se hizo semejante a los hombres,… se humilló a sí mismo… hasta la muerte, y muerte de cruz». Por su obediencia, «Dios también le exaltó hasta lo sumo», para ser reconocido y adorado universalmente como Señor.

(c)

2.19-30

: Sigue una referencia personal a Timoteo y Epafrodito, colaboradores del apóstol. Al primero, espera enviarlo pronto a Filipos (

2.19

), y acerca del segundo, explica el porqué de haberlo enviado ya (

2.25-30

). Además, él también confía en estar pronto en condiciones de visitar a los creyentes de la ciudad (

1.19

2.24

).

(d)

3.1—4.1

: Hace también una enérgica llamada de atención a la presencia en Filipos de «muchos… que son enemigos de la cruz de Cristo» (

3.18

). Parece seguro que también a Macedonia habían llegado algunos maestros judaizantes que, con su insistencia en mantener vigente la ley de Moisés y especialmente la práctica de la circuncisión, perturbaban la fe de los cristianos de origen gentil.

(e)

4.2-9

: La alegría de la salvación ha de ser una constante en la vida del cristiano (

4.4

). Pablo exhorta a los creyentes a confiar plenamente en el Señor, que está cerca (

4.5

), y a pensar y actuar de manera siempre digna de alabanza (

4.8

).

(f) 4.10-20: Insiste en manifestar su agradecimiento por la solicitud con que los filipenses le habían atendido en diversas ocasiones, en momentos de tribulación en los que otros parecían haberse olvidado de él (

4.15

).

Algunos han supuesto que originalmente fueron dos las cartas de Pablo a la iglesia de Filipos, después refundidas en una, porque en la estructura presente de la carta se ha observado, en ciertos pasajes, una brusca ruptura de la ilación de ideas: (

2.19

3.1b-21

4.2

4.10

). Lo cierto es que el texto de la carta es característicamente paulino, tanto desde el punto de vista estilístico como de vocabulario.

Esquema del contenido:

Introducción

(1.1-11)

1. Vivir en Cristo

(1.12—2.18)

2. El ministerio de Pablo

(2.19—3.21)

3. Gozo y gratitud

(4.1-20)

Epílogo: Salutaciones finales

(4.21-23)

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Filipenses

Filipenses 1

Salutación

1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,con los obispos y diáconos:

2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Oración de Pablo por los creyentes

3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,

4 siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros,

5 por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora;

6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;

7 como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia.

8 Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo.

9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento,

10 para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo,

11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.

Para mí el vivir es Cristo

12 Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio,

13 de tal manera que mis prisionesse han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.

14 Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.

16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;

17 pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio.

18 ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.

19 Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación,

20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.

21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.

23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;

24 pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.

25 Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe,

26 para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros.

27 Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

28 y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios.

29 Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,

30 teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí,y ahora oís que hay en mí.

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Filipenses

Filipenses 2

Humillación y exaltación de Cristo

1 Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,

2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.

3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;

4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,

10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

11 y toda lengua confieseque Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Luminares en el mundo

12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,

13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas,

15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa,en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

17 Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.

18 Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo.

Timoteo y Epafrodito

19 Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado;

20 pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros.

21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.

22 Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio.

23 Así que a este espero enviaros, luego que yo vea cómo van mis asuntos;

24 y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros.

25 Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades;

26 porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado.

27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.

28 Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza.

29 Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él;

30 porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí.

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Filipenses

Filipenses 3

Prosigo al blanco

1 Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

2 Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo.

3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

4 Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más:

5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;

6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia;en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.

7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.

8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.

12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.

13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,

14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.

16 Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.

17 Hermanos, sed imitadores de mí,y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.

18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;

19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal.

20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

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Filipenses

Filipenses 4

Regocijaos en el Señor siempre

1 Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.

2 Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor.

3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!

5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.

6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

En esto pensad

8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Dádivas de los filipenses

10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.

11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.

12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación.

15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos;

16 pues aun a Tesalónicame enviasteis una y otra vez para mis necesidades.

17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.

18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante,sacrificio acepto, agradable a Dios.

19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Salutaciones finales

21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan.

22 Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César.

23 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

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Colosenses

Colosenses LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSES

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSES

INTRODUCCIÓN

Colosas

La información que actualmente poseemos de la ciudad de Colosas es escasa. Sabemos que se alzaba sobre las márgenes del río Lico, afluente del Meandro, a unos 175 km al este de Efeso; y que, desde el punto de vista administrativo, pertenecía a la provincia romana de Asia. Hubo una época en que gozó de cierto prestigio comercial, pero a partir del año 61 d.C., después de un violento terremoto, entró en tal proceso de decadencia que pronto llegó a su casi total desaparición.

Tampoco se tienen muchas noticias de la iglesia colosense, que a Pablo le era personalmente desconocida en las fechas en que escribía esta epístola (

1.4

2.1

). Un par de veces había pasado por la región de Frigia (

Hch. 16.6

18.23

), pero sin visitar la ciudad.

La predicación del evangelio en aquella zona de Asia Menor había sido confiada a Epafras, residente en Colosas (

4.12

) y quizá fundador de la iglesia. A él se refiere el apóstol con claro afecto, llamándolo «consiervo amado» (

1.7

Flm. 23

) y relacionándolo con las comunidades cristianas de otras dos ciudades: Laodicea, donde posiblemente la iglesia llegó a tener cierta importancia, y Hierápolis (

2.1

4.13

15-16

Ap. 1.11

3.14-22

).

Los creyentes que se reunían en Colosas constituían un grupo principalmente de procedencia gentil, compuesto por personas que, en su mayoría, si no en su totalidad, habían profesado antes alguna forma de culto pagano.

Propósito

A pesar de su corta existencia, la iglesia ya había empezado a acusar la infiltración de doctrinas que se desviaban del evangelio. Esta noticia, recibida por conducto de Epafras, alarmó a Pablo, que se hallaba preso, posiblemente en Roma. Al comprender los peligros que acechaban a la fe aún reciente de los colosenses (

1.23

2.4-8

16-23

), les escribió poniéndolos sobre aviso. Luego encargó a «Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor» (

4.7

), que llevara la carta a su destino.

En este documento se revela la influencia que entre los creyentes de Colosas ejercían todavía algunos hábitos residuales de sus antiguas creencias religiosas y usos paganos (

2.8

14-17

). Eran formas de vida y de cultura difíciles de desarraigar, las cuales, unidas a la permanente presión del medio social colosense y a la incesante insistencia de los judaizantes acerca de la sujeción a la ley mosaica (

2.11-13

16

), causaban confusión e inquietud en la iglesia.

Contenido y estructura

El cuerpo central de la

Epístola a los Colosenses

(Col) está estructurado en tres grandes secciones, precedidas de una breve introducción (

1.1-8

) y seguidas de un epílogo que contiene notas personales y saludos de despedida (

4.7-18

).

En la primera sección (

1.9-23

), Pablo da gracias al Señor por la fe de los «santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas» (

1.2

), a quienes asegura de la acción salvadora de Dios (

1.9-14

). Con un himno de elevada inspiración y belleza, proclama la soberanía de Cristo sobre todo lo creado (

1.15-20

): Cristo, «cabeza del cuerpo que es la iglesia» (

1.18

Ef. 1.22-23

), «es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten» (

1.17

). Mediante su sacrificio en la cruz, ha redimido al pecador (

1.14

) y lo ha reconciliado y puesto en paz con Dios (

1.20-22

).

La segunda parte de la carta (1.24—2.5) se refiere al ministerio de Pablo, a su predicación del evangelio entre los gentiles, a los que él da a conocer los designios de Dios, antes secretos pero ahora revelados en Jesucristo, que es la esperanza gloriosa para cuantos creen en él (

1.25-27

2.2-3

).

La tercera sección (2.6—4.6) instruye acerca de los valores del evangelio de la gracia. En Cristo «habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (

2.9

), y en él alcanzan los creyentes su propia plenitud (

2.10-15

); en consecuencia, deben abandonar actitudes y preceptos que no concuerdan con la nueva vida en Cristo (

2.13-17

20-22

), y buscar «las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios» (

3.1

). Esa nueva vida ha de ajustarse a los principios de la nueva humanidad creada en Cristo (

3.10

): tanto en lo estrictamente personal (

3.5

8-9

) como en lo que afecta a la convivencia en la iglesia, en la familia, entre las amistades o en el trabajo (3.5—4.1). El evangelio proclama la superación en Cristo de todo lo que conduce a establecer diferencias hostiles entre persona y persona, porque Cristo «es el todo y en todos» (

3.11

). En consecuencia, aquellos a quienes Dios ha querido escoger tienen el deber inexcusable de vivir en recíproca disposición de humildad, perdón, paz y “amor, que es el vínculo perfecto” (

3.12-14

).

El epílogo (

4.7-18

) incluye una relación de saludos en la que se menciona a varios colaboradores de Pablo. Entre otros, a Tíquico, portador de la carta; a Onésimo, que es «uno de vosotros» (

4.9

), y a Lucas, «el médico amado» (

4.14

).

Fecha y lugar de redacción

Esta epístola ofrece una especial coincidencia de nombres propios con la dirigida a Filemón, también escrita en la cárcel. Pero el paralelismo más notable se da entre

Colosenses

y

Efesios

(véase

Introducción a Efesios

). Es probable que ambas pertenezcan a la misma época (los años 60 y 61), lo cual explicaría la semejanza de los temas expuestos, la forma similar de tratarlos y los paralelos de estilo y vocabulario. Tradicionalmente se ha pensado que

Colosenses

fue escrita en Roma.

Esquema del contenido:

Prólogo

(1.1-8)

1. La obra salvadora de Dios

(1.9-23)

2. El ministerio de Pablo a los gentiles

(1.24—2.5)

3. La nueva vida en Cristo

(2.6—4.6)

Epílogo: Salutaciones finales

(4.7-18)