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Filemón LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A FILEMÓN

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A FILEMÓN

INTRODUCCIÓN

Esta epístola de Pablo a su amigo Filemón (vv. 1,17) ocupa un lugar único entre los escritos del NT. Es la carta paulina más breve y, además, la única de carácter absolutamente personal.

El apóstol, ya anciano (v. 9), está preso en alguna cárcel de Roma, Cesarea o Efeso. Timoteo (v. 1) y otros colaboradores (23-24) se encuentran a su lado, pero él, por lo delicado del asunto que va a tratar, prefiere escribir de su propio puño y letra (v. 19) en vez de dictar la carta a algún amanuense.

El destinatario es un creyente llamado Filemón, persona generosa y de buena posición a quien Pablo mismo, probablemente, había llevado a la fe en Jesucristo (v. 19). De las referencias hechas a Arquipo (v. 2, cf.

Col. 4.17

) y a Onésimo (v. 10, cf.

Col. 4.9

), ambos relacionados con Filemón o con la iglesia que se reunía en su casa (v. 2), se deduce que los tres tenían en Colosas su residencia habitual.

Propósito

La razón inmediata de esta corta pero preciosa misiva surgió el día en que Onésimo se presentó ante Pablo, probablemente en busca de ayuda y protección. La situación de Onésimo era muy comprometida en aquellos momentos, ya que se trataba de un esclavo fugado de la casa de su amo, en este caso, Filemón. Las leyes de la época, considerando delictivo el acto, lo castigaban con enorme dureza, incluso con la muerte.

No se saben las razones de la fuga de Onésimo (cf. v. 18). En cambio, se puede suponer que conocía en persona al apóstol, seguramente por haberlo visto alguna vez en casa de Filemón. Esto explicaría que el esclavo acudiera a él en las difíciles circunstancias en que se encontraba.

Contenido y estructura

La relación así establecida entre Pablo preso y Onésimo evadido, dio al tema un giro radical al convertirse el esclavo a la fe de Jesucristo (v. 10). Y Pablo, el preso, tiene ahora que plantear el problema a Filemón desde la perspectiva insólita de que este, dueño frustrado del esclavo rebelde, deberá recibirlo de nuevo en su casa, y «no ya como esclavo, sino… como hermano amado… tanto en la carne como en el Señor» (v. 16).

Habiendo resuelto el apóstol que lo más oportuno sería el retorno de Onésimo junto a su amo legal, exhorta a este a acogerlo, y subraya: «como a mí mismo» (vv. 12,17). De esa forma los fuerza a reencontrarse, y pone a prueba la fe de ambos.

Con la solución dada al problema, Pablo, indirectamente, se pronuncia contra la esclavitud, al considerar el caso de Onésimo desde la perspectiva de la ley del amor (

2 Co. 10.3-5

). Esta exige, en el nombre de Cristo Jesús, que sean abatidas todas las barreras y borradas todas las diferencias de clase, causa principal de injusticia, opresión y violencia entre unos seres humanos y otros (

Gá. 3.28

).

Fecha y lugar de redacción

La

Epístola a Filemón

(Flm) es otra de las llamadas «epístolas de la prisión» (véase

Introducción a las epístolas

). Muestra una gran afinidad con Colosenses, lo que sugiere que fue escrita por el mismo tiempo. Aunque no ha podido precisarse el lugar ni la fecha de su redacción, tradicionalmente se piensa que fue escrita en Roma, alrededor del año 61.

Esquema del contenido:

Salutación

(1-3)

El amor y la fe de Filemón

(4-7)

Pablo intercede por Onésimo

(8-22)

Salutaciones y bendición final

(23-25)

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Filemón 1

Salutación

1 Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,

2 y a la amada hermana Apia, y a Arquiponuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:

3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

El amor y la fe de Filemón

4 Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones,

5 porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;

6 para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús.

7 Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos.

Pablo intercede por Onésimo

8 Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene,

9 más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo;

10 te ruego por mi hijo Onésimo,,a quien engendré en mis prisiones,

11 el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil,

12 el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo.

13 Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio;

14 pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.

15 Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre;

16 no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.

17 Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo.

18 Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta.

19 Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también.

20 Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor.

21 Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo.

22 Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.

Salutaciones y bendición final

23 Te saludan Epafras,mi compañero de prisiones por Cristo Jesús,

24 Marcos,Aristarco,Demasy Lucas,mis colaboradores.

25 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

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Hebreos

Hebreos LA EPÍSTOLA A LOS HEBREOS

LA EPÍSTOLA A LOS HEBREOS

INTRODUCCIÓN

Carácter y objetivo de la epístola

En el prólogo de la llamada

Epístola a los Hebreos

(Heb) leemos: «Dios [que en tiempos anteriores había hablado por medio de los profetas]… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo» (

1.1-2

). Sobre este testimonio de fe, lugar permanente de referencia para la totalidad del escrito, su autor plantea desde el propio comienzo el fundamento teológico de la exposición que va a abordar en seguida. Su objetivo es proclamar la universal supremacía de Jesucristo, la Palabra de Dios encarnada en la realidad inmediata del ser humano (

Jn. 1.14

).

Sin embargo, el carácter de

Hebreos

es principalmente exhortatorio. Así es como lo concibe el autor (

13.22

), que a lo largo de toda la carta entreteje las enseñanzas teóricas con consejos y recomendaciones prácticas, a fin de afianzar la fe de sus lectores cristianos en medio de los desalientos, temores y sufrimientos de la vida presente.

Teología de Hebreos

El discurso teológico de

Hebreos

se desarrolla a través de una constante evaluación del sentido del AT a la luz de la persona y la obra de Jesús, quien mediante su sacrificio en la cruz trae la salvación al mundo (

Jn. 3.16-17

). En Cristo, Dios culmina su revelación, la cual ya antes había iniciado al hablar «de muchas maneras… a los padres por los profetas» (

1.1

); porque Cristo es la Palabra eterna, la Palabra misma dicha por Dios a los antepasados.

La

Epístola a los Hebreos

pone de relieve el carácter único de Jesús, el Hijo de Dios, y su categoría superior a cualquier otra (

1.2-4

), ya sea de los ángeles (1.4—2.18), de Moisés (3.1—4.13) o del sacerdocio levítico (4.14—7.28). Solamente Jesús es el «gran sumo sacerdote que traspasó los cielos» (

4.14

) y que por medio de su sangre nos abrió un «camino nuevo y vivo» (

10.20

), a fin de que podamos «entrar en el Lugar Santísimo» (

10.19

).

Frente a la ley de Moisés y al culto del Antiguo pacto, con su complicado ceremonial y sus sacrificios, Cristo entrega su propio cuerpo como ofrenda hecha «una vez para siempre» (

9.26-28

10.10

14

). De este modo se constituye en «fiador» (

7.22

), esto es, en prenda y garantía de un pacto nuevo y definitivo.

Un amplio espacio de

Hebreos

está dedicado a describir el sistema cúltico y la institución sacerdotal de Israel, a señalar sus limitaciones y su caducidad (

7.18-19

23

27-28

8.13

9.9-12

10.1

) y a contraponerles la persona de Jesucristo, de cuya muerte profética «para quitar de en medio el pecado» (

9.26

), y solamente en ella, el sacerdocio levítico y las ofrendas y sacrificios rituales prescritos por la ley mosaica alcanzan la plenitud de su sentido.

Jesucristo es el sumo sacerdote perfecto, a quien Dios constituyó, no «conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible… sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec» (

7.16-17

). Cristo es el único que «con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados» (

10.14

).

A medida que desarrolla su pensamiento, el autor de

Hebreos

va anotando recomendaciones y advertencias concretas, de aplicación actual a la vida de los creyentes, de tal modo que en ningún momento se pierde la índole exhortatoria del texto. Véanse a este respecto los pasajes siguientes: en unos se previene contra la infidelidad, la apostasía, la desobediencia y la recaída en el pecado (

2.1-4

3.7-19

4.11-13

; 5.11—6.20;

10.26-39

); en otros se anima a mantener firme la fe y no desmayar (

10.19-25

12.1-13

), y en otros se aconseja acerca de la conducta cristiana, de la pureza de la doctrina y de la necesidad de la intercesión fraternal (

13.1-19

22

).

Las exhortaciones que leemos en esta epístola sugieren que las comunidades cristianas para las que fueron originalmente redactadas estaban padeciendo situaciones conflictivas, en parte nacidas de su propio seno y en parte provocadas por la presión moral del medio ambiente. Y no es, probablemente, que se dieran casos concretos de persecución, pero sí que se hiciera sentir en las iglesias como una difusa hostilidad del entorno social (

12.1-2

4

). En cualquier caso, debido a una u otra causa, lo cierto es que algunos creyentes estaban cayendo en el desánimo y el abandono de la fe (

2.1-4

; 5.11—6.12;

10.23-27

32-39

12.1-11

).

Autor y género literario

Este escrito del NT ha sido tradicionalmente llamado

Epístola a los Hebreos

. Sin embargo, su redacción no corresponde al género epistolar: carece de presentación del autor, no consigna destinatario y tan solo en la conclusión menciona a Timoteo antes de incluir unos rápidos saludos (

13.23-25

). Respecto de la mención «a los Hebreos», que figura exclusivamente en el título, y no es parte del texto, su carácter es tan general que no permite la menor identificación de los así designados.

El autor demuestra ser un experto conocedor del AT, cuyo texto cita siempre de la traducción griega conocida como Septuaginta o Versión de los Setenta (LXX). Su dominio de este idioma le permitió redactar, alrededor quizá del año 70, nuestra

Epístola a los Hebreos

, que es sin duda el documento estilísticamente más depurado de todo el NT.

Esquema del contenido [las subdivisiones que aparecen en el texto se han agrupado en unidades mayores]:

Prólogo: Dios ha hablado por su Hijo

(1.1-4)

1. Superioridad del Hijo

(1.5—4.13)

El Hijo, superior a los ángeles

(1.5—2.18)

El Hijo, superior a Moisés

(3.1—4.13)

2. Jesús, el gran sumo sacerdote

(4.14—10.18)

El Hijo, superior al sacerdocio de Aarón

(4.14—7.28)

Jesús, mediador de un nuevo pacto

(8.1—10.18)

3. Fe y fortaleza en el sufrimiento

(10.19—12.29)

Exhortación a la fidelidad

(10.19—11.40)

«Puestos los ojos en Jesús»

(12.1-29)

4. Deberes cristianos

(13.1-19)

Bendición y salutaciones finales

(13.20-25)

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Hebreos

Hebreos 1

Dios ha hablado por su Hijo

1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,

2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.

El Hijo, superior a los ángeles

5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Mi Hijo eres tú,

Yo te he engendrado hoy,

y otra vez:

Yo seré a él Padre,

Y él me será a mí hijo?

6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:

Adórenle todos los ángeles de Dios.

7 Ciertamente de los ángeles dice:

El que hace a sus ángeles espíritus,

Y a sus ministros llama de fuego.

8 Mas del Hijo dice:

Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;

Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,

Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,

Con óleo de alegría más que a tus compañeros.

10 Y:

Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,

Y los cielos son obra de tus manos.

11 Ellos perecerán, mas tú permaneces;

Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,

12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados;

Pero tú eres el mismo,

Y tus años no acabarán.

13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?

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Hebreos

Hebreos 2

Una salvación tan grande

1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.

2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,

3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,

4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

El autor de la salvación

5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;

6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo:

¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,

O el hijo del hombre, para que le visites?

7 Le hiciste un poco menor que los ángeles,

Le coronaste de gloria y de honra,

Y le pusiste sobre las obras de tus manos;

8 Todo lo sujetaste bajo sus pies.

Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

11 Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,

12 diciendo:

Anunciaré a mis hermanos tu nombre,

En medio de la congregación te alabaré.

13 Y otra vez:

Yo confiaré en él.

Y de nuevo:

He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.

14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,

15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.

16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham.

17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

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Hebreos

Hebreos 3

Jesús es superior a Moisés

1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno este, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.

4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

El reposo del pueblo de Dios

7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:

Si oyereis hoy su voz,

8 No endurezcáis vuestros corazones,

Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,

9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron,

Y vieron mis obras cuarenta años.

10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,

Y dije: Siempre andan vagando en su corazón,

Y no han conocido mis caminos.

11 Por tanto, juré en mi ira:

No entrarán en mi reposo.

12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;

13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio,

15 entre tanto que se dice:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?

17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?

18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?

19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

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Hebreos

Hebreos 4

1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.

2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.

3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:

Por tanto, juré en mi ira,

No entrarán en mi reposo;

aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.

4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.

5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.

6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia,

7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones.

8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo,no hablaría después de otro día.

9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.

10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Jesús el gran sumo sacerdote

14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

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Hebreos

Hebreos 5

1 Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados;

2 para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad;

3 y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo.

4 Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.

5 Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo:

Tú eres mi Hijo,

Yo te he engendrado hoy.

6 Como también dice en otro lugar:

Tú eres sacerdote para siempre,

Según el orden de Melquisedec.

7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte,fue oído a causa de su temor reverente.

8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;

9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;

10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

Advertencia contra la apostasía

11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.

12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.

13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;

14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

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Hebreos

Hebreos 6

1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,

2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

3 Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.

4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,

5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,

6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

7 Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios;

8 pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida,y su fin es el ser quemada.

9 Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.

10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza,

12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

13 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo,

14 diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.

15 Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.

16 Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación.

17 Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento;

18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.

19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo,

20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

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Hebreos

Hebreos 7

El sacerdocio de Melquisedec

1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,

2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo;cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz;

3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

4 Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín.

5 Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley,es decir, de sus hermanos, aunque estos también hayan salido de los lomos de Abraham.

6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.

7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.

8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.

9 Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos;

10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?

12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;

13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar.

14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.

15 Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto,

16 no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.

17 Pues se da testimonio de él:

Tú eres sacerdote para siempre,

Según el orden de Melquisedec.

18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia

19 (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.

20 Y esto no fue hecho sin juramento;

21 porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero este, con el juramento del que le dijo:

Juró el Señor, y no se arrepentirá:

Tú eres sacerdote para siempre,

Según el orden de Melquisedec.

22 Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.

23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar;

24 mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable;

25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;

27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo;porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.

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