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Hebreos

Hebreos 8

El mediador de un nuevo pacto

1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también este tenga algo que ofrecer.

4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

8 Porque reprendiéndolos dice:

He aquí vienen días, dice el Señor,

En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;

9 No como el pacto que hice con sus padres

El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;

Porque ellos no permanecieron en mi pacto,

Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel

Después de aquellos días, dice el Señor:

Pondré mis leyes en la mente de ellos,

Y sobre su corazón las escribiré;

Y seré a ellos por Dios,

Y ellos me serán a mí por pueblo;

11 Y ninguno enseñará a su prójimo,

Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;

Porque todos me conocerán,

Desde el menor hasta el mayor de ellos.

12 Porque seré propicio a sus injusticias,

Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

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Hebreos

Hebreos 9

1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.

2 Porque el tabernáculoestaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro,la mesa y los panes de la proposición.

3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,

4 el cual tenía un incensario de oroy el arca del pacto cubierta de oro por todas partes,en la que estaba una urna de oro que contenía el maná,la vara de Aarón que reverdeció,y las tablas del pacto;

5 y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio;de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle.

6 Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;

7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;

8 dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie.

9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto,

10 ya que consiste solo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.

11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,

12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,y las cenizas de la becerrarociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,

14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto,para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

16 Porque donde hay testamento,es necesario que intervenga muerte del testador.

17 Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive.

18 De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.

19 Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo,

20 diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.

21 Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio.

22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

El sacrificio de Cristo quita el pecado

23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.

24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;

25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.

26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.

27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

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Hebreos

Hebreos 10

1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.

2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.

3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados;

4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.

5 Por lo cual, entrando en el mundo dice:

Sacrificio y ofrenda no quisiste;

Mas me preparaste cuerpo.

6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.

7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para

hacer tu voluntad,

Como en el rollo del libro está escrito de mí.

8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),

9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.

10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;

12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,

13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;

14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:

16 Este es el pacto que haré con ellos

Después de aquellos días, dice el Señor:

Pondré mis leyes en sus corazones,

Y en sus mentes las escribiré,

17 añade:

Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

18 Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.

19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,

20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,

21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,

22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazonesde mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;

25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Advertencia al que peca deliberadamente

26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,

27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.

28 El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.

29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pactoen la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?

30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor.Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.

31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

32 Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos;

33 por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante.

34 Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos.

35 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;

36 porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.

37 Porque aún un poquito,

Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.

38 Mas el justo vivirá por fe;

Y si retrocediere, no agradará a mi alma.

39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.

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Hebreos

Hebreos 11

La fe

1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.

3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.

5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.

6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase;y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.

8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.

9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;

10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad,porque creyó que era fiel quien lo había prometido.

12 Por lo cual también, de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud,y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.

13 Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.

14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;

15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.

16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito,

18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia;

19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.

20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras.

21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón.

22 Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos.

23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses,porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.

24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,

25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,

26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.

27 Por la fe dejó a Egipto,no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.

28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.

29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados.

30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días.

31 Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes,habiendo recibido a los espías en paz.

32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón,de Barac,de Sansón,de Jefté,de David,así como de Samuely de los profetas;

33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,

34 apagaron fuegos impetuosos,evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.

35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección;mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.

36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles.

37 Fueron apedreados,aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;

38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

39 Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido;

40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.

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Hebreos

Hebreos 12

Puestos los ojos en Jesús

1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;

5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:

Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,

Ni desmayes cuando eres reprendido por él;

6 Porque el Señor al que ama, disciplina,

Y azota a todo el que recibe por hijo.

7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?

10 Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.

11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Los que rechazan la gracia de Dios

12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;

13 y haced sendas derechas para vuestros pies,para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.

14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura,os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.

17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.

18 Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,

19 al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,

20 porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;

21 y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;

22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra,mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.

26 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.

27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.

28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;

29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.

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Hebreos

Hebreos 13

Deberes cristianos

1 Permanezca el amor fraternal.

2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.

3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.

4 Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;

6 de manera que podemos decir confiadamente:

El Señor es mi ayudador; no temeré

Lo que me pueda hacer el hombre.

7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.

8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

9 No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.

10 Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.

11 Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.

12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.

13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio;

14 porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.

15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

16 Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

18 Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.

19 Y más os ruego que lo hagáis así, para que yo os sea restituido más pronto.

Bendición y salutaciones finales

20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,

21 os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

22 Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente.

23 Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viniere pronto, iré a veros.

24 Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan.

25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.

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Santiago

Santiago LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SANTIAGO

LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SANTIAGO

INTRODUCCIÓN

Carácter y objetivo de la epístola

El autor de este escrito se revela como una persona práctica, para quien la realidad de la fe en Cristo debe ser demostrada por los hechos y actitudes de quienes la profesan.

La

Epístola de Santiago

(Stg) no está especialmente dedicada a adoctrinar acerca de cuestiones teológicas, sino a exhortar a los creyentes a que sean «hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores» (

1.22

). En consecuencia, la redacción se caracteriza por el énfasis que pone en los diversos aspectos sobre los que debe basarse la conducta cristiana y en los cuales va fijando sucesivamente la atención.

Esta carta es más bien un escrito de carácter impersonal, una instrucción ética dirigida a la generalidad de las comunidades cristianas, designadas en conjunto como «las doce tribus que están en la dispersión» (

1.1

), título tomado de la historia judía y con el cual se significa de forma figurada al nuevo Israel convocado en Cristo.

Sorprende en

Santiago

el que solo en dos ocasiones se mencione el nombre de Jesús (

1.1

2.1

); y también el que nada se diga acerca de su vida, muerte y resurrección. Sin embargo, la fe del autor inspira todo el discurso y se hace manifiesta en las referencias al «buen nombre que fue invocado sobre vosotros» (

2.7

), y la proximidad de «la venida del Señor» (

5.7-8

), expectativa fervorosa de la iglesia de los primeros tiempos.

Un rasgo de la epístola es la intensidad con que en ella resuena la literatura sapiencial del AT (véase

Introducción a Proverbios

). El tema de la sabiduría, en cuanto al don que procede de Dios, ocupa un lugar preeminente en el pensamiento de Santiago (

1.5

3.13-18

), para quien ser sabio no consiste en poseer grandes conocimientos científicos, humanísticos o teológicos, sino en conducirse con rectitud (

4.17

), «en sabia mansedumbre» (

3.13

), de acuerdo con la voluntad de Dios.

Las exhortaciones de Santiago, pronunciadas desde una perspectiva ética de la fe personal, recuerdan las de Jesús en los sinópticos (véase

Introducción a los evangelios

), más especialmente en Mateo, en discursos como el Sermón del monte (Mt 5—7). Así sucede cuando Santiago se refiere a la sinceridad de la fe (

1.22-25

2.14-16

3.13-18

), a resistir las pruebas con paciencia (

1.2-4

12-15

5.7-11

), a no juzgar a los demás (

2.12-13

4.11-12

), a refrenar la lengua (

1.26

3.1-12

), a no jurar (

5.12

) y a perseverar en la oración (

5.13-18

). Esas y otras enseñanzas del Señor se hallan en el trasfondo de la epístola, probablemente la más cercana en todo el NT a la metodología pedagógica de los maestros judíos.

Autor, estilo y época

Se ha especulado mucho en torno a la personalidad del autor de esta carta. Una antigua tradición de la iglesia lo identifica con el apóstol Santiago (o Jacobo), figura significativa en la iglesia de Jerusalén (Gl 2.9,12; cf. Hch. 12.17; 15.13; 21.18), a quien Pablo se refiere como «Jacobo el hermano del Señor» (Gl 1.19; cf. Mt. 13.55; Mr. 6.3), hermano también del apóstol Judas (

Jud. 1.1

. Véase

Introducción a la epístola de San Judas

). Pero los datos históricos conocidos no son suficientes para establecer conclusiones definitivas al respecto.

Lo que sabemos es que el redactor de la

Epístola de Santiago

dominaba la lengua griega con inusual maestría. Como obra literaria, este texto es uno de los más sobresalientes del NT, por su corrección gramatical, por la amplitud de su léxico y por la riqueza de sus metáforas, ejemplos, símiles y diálogos retóricos.

La redacción, por otra parte, contiene huellas evidentes de una mentalidad semítica. Es evidente que Santiago fue un hebreo palestino, poseedor de una amplia formación helenística, y que escribió sobre todo para cristianos de origen judío que vivían en la diáspora desde la destrucción de Jerusalén en el año 70 (véase

Introducción al Nuevo Testamento

).

Esquema del contenido:

Salutación (1.1)

La sabiduría que viene de Dios

(1.2-11)

Soportando las pruebas

(1.12-18)

Hacedores de la palabra

(1.19-27)

Amonestación contra la parcialidad

(2.1-13)

La fe sin obras es muerta

(2.14-26)

La lengua

(3.1-12)

La sabiduría de lo alto

(3.13-18)

La amistad con el mundo

(4.1-10)

Juzgando al hermano

(4.11-12)

No os gloriéis del día de mañana

(4.13-17)

Contra los ricos opresores

(5.1-6)

Sed pacientes y orad

(5.7-20)

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Santiago

Santiago 1

Salutación

1 Santiago,siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

La sabiduría que viene de Dios

2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;

10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.

11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca,su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

Soportando las pruebas

12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;

14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.

15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

16 Amados hermanos míos, no erréis.

17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

18 Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

Hacedores de la palabra

19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

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Santiago

Santiago 2

Amonestación contra la parcialidad

1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;

4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo,bien hacéis;

9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.

10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio,también ha dicho: No matarás.Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.

12 Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.

13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

La fe sin obras es muerta

14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia,y fue llamado amigo de Dios.

24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

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Santiago

Santiago 3

La lengua

1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.

2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;

8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.

9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

La sabiduría de lo alto

13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;

15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.

16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.

17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

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