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3 Juan

3 Juan TERCERA EPÍSTOLA DE SAN JUAN APÓSTOL

TERCERA EPÍSTOLA DE SAN JUAN APÓSTOL

INTRODUCCIÓN

Contenido

Esta carta está dirigida a Gayo, un cristiano de quien se elogia la hospitalidad con que recibía a los predicadores y evangelistas que visitaban la iglesia de la cual era miembro, «especialmente a los desconocidos» (vv. 5-6).

No es posible asegurar que este sea el mismo Gayo mencionado por Pablo en

Ro. 16.23

(

Hch. 19.29

1 Co. 1.14

), pues ese nombre era entonces bastante común; pero resulta notorio que Pablo y Juan, cada uno de por su lado, destacan en alguien llamado Gayo idéntica disposición de generosidad fraternal.

También se hace referencia en la

Tercera epístola de San Juan

(3 Jn) a otros dos personajes: Demetrio y Diótrefes. El autor comparte el buen juicio general que merece el primero, Demetrio (v. 12). En cambio, el segundo es severamente reprochado por las actitudes soberbias y tiránicas empleadas en el ejercicio de su ministerio (vv. 9-10).

La despedida (vv. 13-15) es semejante a la de 2 Jn. En ambas cartas y casi con las mismas palabras, el autor manifiesta el deseo de visitar pronto a sus lectores y tener la oportunidad de conversar con ellos «cara a cara» (vv. 13-14; cf.

2 Jn. 12

).

Fecha y lugar de redacción

Lo mismo que en 2 Jn, «el anciano» que escribe a Gayo (v. 1) nos oculta su propio nombre. Pero no cabe duda de que se trata de la misma persona, identificada con el apóstol Juan por la iglesia cristiana de todos los tiempos (véanse las

Introducciones

a

1

y

2 Juan

). Posiblemente remitió esta carta desde Efeso al final del primer siglo.

Esquema del contenido:

Salutación

(1-4)

Elogio de la hospitalidad de Gayo

(5-8)

La oposición de Diótrefes

(9-10)

Buen testimonio acerca de Demetrio

(11-12)

Salutaciones finales

(13-15)

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3 Juan

3 Juan 1

Salutación

1 El anciano a Gayo,el amado, a quien amo en la verdad.

2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad.

4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.

Elogio de la hospitalidad de Gayo

5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,

6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.

7 Porque ellos salieron por amor del nombre de él, sin aceptar nada de los gentiles.

8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.

La oposición de Diótrefes

9 Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.

10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.

Buen testimonio acerca de Demetrio

11 Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.

12 Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.

Salutaciones finales

13 Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y pluma,

14 porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara.

15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno en particular.

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Judas

Judas LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SAN JUDAS APÓSTOL

LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SAN JUDAS APÓSTOL

INTRODUCCIÓN

La

Epístola de San Judas

(Jud), aunque breve, tiene un fuerte carácter polémico. Revela en el autor un ánimo resuelto de hacer frente a «algunos hombres» indeseables, que solapadamente infiltraban en la iglesia enseñanzas contrarias al evangelio (vv. 3,5-7,14-15,23). Ignoramos de qué personas se trata, ni si estaban relacionadas con alguna doctrina conocida del pensamiento religioso de la época. Pero está claro que Judas no se refiere a un peligro meramente potencial, procedente del mundo exterior pagano, sino a algo que había comenzado a dañar interiormente a la iglesia (o por lo menos, a la comunidad destinataria inmediata de la epístola).

Propósito

La dureza de lenguaje, característica de este texto, revela la preocupación del autor. Este advierte las consecuencias de confusión espiritual y relajación moral a que podían arrastrar a gentes sencillas las enseñanzas y el comportamiento de los falsos maestros contra quienes escribe.

Era un daño cuya gravedad acentuaba el hecho de que quienes lo causaban se llamaban cristianos: se trataba de individuos que participaban en los ágapes fraternales de la congregación (v. 12), pero que, arrastrados por su propia sensualidad (v. 19), habían caído en el desenfreno. Por eso, Judas los tacha de «impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios» (v. 4), que murmuran y se envilecen «adulando a las personas para sacar provecho» (v. 16). Los acusa de negar a Dios como «el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo» (v. 4); de rechazar la autoridad y blasfemar «de las potestades superiores» (v. 8); de causar divisiones y de no tener el Espíritu de Dios (v. 19).

Judas apoya sus palabras con figuras y escenas del AT: Sodoma y Gomorra (v. 7; cf. Gn. 19.1-24); el arcángel Miguel (v. 9; cf.

Dn. 10.13-21

12.1

); Caín, Balaam y Coré (v. 11; cf.

Gn. 4.3-8

Nm. 22.1-35

16.1-35

), y «Enoc, séptimo desde Adán» (v. 14; cf. Gn. 5.21-24). También hace alusión a algunas tradiciones judías no bíblicas (vv. 6,9,14-15).

Fecha y lugar de redacción

No se conocen datos históricos precisos relativos a este escrito, aparte de que el autor se identifica a sí mismo como «hermano de Jacobo» (v. 1). Por otra parte, la opinión más generalizada es que este Jacobo (o Santiago) era hermano del Señor, y que fue el autor de la

Epístola de Santiago

(

Mt. 13.55

Mr. 6.3

Gá. 1.19

2.9

; y véase

Introducción a Santiago

). De ser correcta esta presunción, Judas también era hermano de Jesús.

No hay mención alguna respecto a los primeros destinatarios de esta carta, que, en un griego de elevado nivel literario, fue redactada probablemente entre los años 70 y 75, en medios judíos radicados fuera de Palestina.

Esquema del contenido:

Salutación

(1-2)

Falsas doctrinas y falsos maestros

(3-16)

Amonestaciones y exhortaciones

(17-23)

Doxología

(24-25)

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Judas

Judas 1

Salutación

1 Judas,siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo:

2 Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.

Falsas doctrinas y falsos maestros

3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.

5 Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto,después destruyó a los que no creyeron.

6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;

7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

8 No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.

9 Pero cuando el arcángel Miguelcontendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés,no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

10 Pero estos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales.

11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín,y se lanzaron por lucro en el error de Balaam,y perecieron en la contradicción de Coré.

12 Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;

13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.

14 De estos también profetizó Enoc,séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,

15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

16 Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.

Amonestaciones y exhortaciones

17 Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo;

18 los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos.

19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.

20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,

21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.

22 A algunos que dudan, convencedlos.

23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.

Doxología

24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,

25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

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Apocalipsis

Apocalipsis EL APOCALIPSIS DE SAN JUAN

EL APOCALIPSIS DE SAN JUAN

INTRODUCCIÓN

Carácter del libro

Este libro, al igual que el resto del NT, fue redactado originalmente en griego; comienza con la misma palabra del título: apocalipsis, que significa «revelación» (

1.1

). Juan, el autor, se sirve de ella para poner de relieve el carácter profético de su escrito (

1.3

10.11

22.7

9

10

).

El

Apocalipsis

(Ap) es un mensaje dirigido, en primer lugar, a iglesias concretas, a comunidades cristianas contemporáneas del escritor. A ellas les anuncia que Cristo ha cumplido, en todos sus términos, el plan redentor dispuesto por Dios. Pero el valor de este mensaje va más allá de la época del profeta; tiene un alcance general: Cristo, vencedor del mal y de la muerte, asocia a su victoria a todos los creyentes, ya aquí y ahora, mientras están aún sujetos a las realidades del mundo actual.

El

Apocalipsis

testifica de la resurrección de Jesucristo, acontecimiento vertebral de la fe y del anuncio del evangelio (

1 Co. 15.14-17

) y signo de la presencia del reino de Dios. Es un testimonio expresado en un lenguaje característico, rico en símbolos, imágenes y visiones, elementos con los que el autor compone una suerte de drama cuyo ámbito es el universo entero.

Este lenguaje corresponde al género literario llamado «apocalíptico» (véase

Introducción a Daniel

). Los profetas del AT utilizaron ese género literario, el cual alcanzó su mayor divulgación en los medios judíos a partir del s. II a.C. (Véase Is 24—27,

Jl. 2

; Ez. 1; 40—48 y, sobre todo, Dn. 7—12, Zac. 1—6.)

La literatura apocalíptica

La literatura apocalíptica judía surge en circunstancias especialmente angustiosas, como cuando el pueblo se halla sometido al poder político y militar de alguna nación extranjera. Esta era la situación en el s. I d.C., cuando Palestina estaba dominada por el imperio romano. En aquellos momentos, las lecturas apocalípticas venían a alentar a la gente y a renovar sus esperanzas con descripciones de un futuro próximo en el que la victoria gloriosa de Dios sobre todos sus enemigos habría de inaugurar para Israel una era de paz y bienestar sin fin.

Autor y época de composición

El

Apocalipsis de San Juan

aparece, pues, en una época crítica. En este caso, crítica para los cristianos, quienes, con idéntica energía moral que los judíos, se oponían al paganismo de Roma y a la religión estatal, expresada en el culto al emperador divinizado. Este era un culto que, con carácter oficial y obligatorio, se celebraba en altares y templos erigidos tanto en la capital del Imperio como en sus más lejanas provincias. Al negarse los cristianos a tomar parte en aquellas ceremonias, se les tuvo por enemigos de Roma y fueron perseguidos a muerte.

También padeció Juan, el autor del

Apocalipsis

, víctima de la persecución. Probablemente hacia finales del gobierno de Domiciano (81-96 d.C.), fue desterrado a «la isla llamada Patmos» (

1.9

), donde escribió su libro entre los años 93 y 95.

Teología del Apocalipsis

Juan se identifica a sí mismo como profeta (

10.11

22.9

) y denomina «profecía» a su mensaje (

1.3

22.7

10

18-19

); pero, a diferencia de los profetas del AT, lo que él proclama es la esperanza en Cristo resucitado, «el que es y que era y que ha de venir» (

1.8

). Cristo, el Mesías, es «Rey de reyes y Señor de señores» (

19.16

), es «el Verbo de Dios», que vive para siempre (

19.13

5.14

). Su regreso, ya inminente (

22.6-7

), señalará el principio de «un cielo nuevo y una tierra nueva» (

21.1

), de una nueva creación, hacia la cual se orientan las expectativas del pueblo creyente porque en ella tendrá Dios su trono (

20.11

22.1

3

), y «no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor» (

21.4

).

Composición literaria

La composición literaria de este libro, último de la Biblia, ha sido analizada desde diversos puntos de vista, y son muchas las propuestas que se han hecho para elaborar un esquema coherente de él.

La división del

Apocalipsis

en dos secciones principales es probablemente la más sencilla. La primera sección (1.9—3.22), que se caracteriza por las cartas dirigidas a siete iglesias de la provincia romana de Asia (

1.4

11

), contempla la realidad de la iglesia en la perspectiva de su vida y su actividad en el mundo presente. La segunda sección (4.1—22.5) está formada por una complicada serie de visiones, cuyo argumento se desarrolla en el cielo. Sobre este fondo se van revelando las cosas que han de acontecer al final de los tiempos, cuando Dios haga manifiesto el triunfo de su reino eterno. Un prólogo (

1.1-8

) y un epílogo (

22.6-21

) completan el texto.

Otro análisis posible parte de la observación de que, entre los símbolos del

Apocalipsis

, hay algunos que ocupan un lugar preeminente por la frecuencia de su aparición. Por ejemplo, el número siete, que representa la perfección de los seres y las cosas. El siete es constante en los conjuntos de espíritus, candeleros, iglesias, estrellas, sellos, trompetas y plagas. Incluso el plan general del libro parece organizado sobre la base de los siete actos principales que se ven en el esquema del contenido.

Esquema del contenido:

Prólogo

(1.1-8)

1. Una visión del Hijo del Hombre

(1.9-20)

2. Mensajes a las siete iglesias

(2.1—3.22)

3. La adoración celestial

(4.1-11)

4. Los siete sellos

(5.1—8.5)

5. Las siete trompetas

(8.6—11.19)

6. Las señales simbólicas

(12.1—14.20)

7. Las siete copas

(15.1—16.21)

8. Las visiones del juicio

(17.1—18.24)

9. Alabanzas en el cielo

(19.1-10)

10. El jinete del caballo blanco

(19.11-21)

11. Los mil años

(20.1-10)

12. El juicio ante el gran trono blanco

(20.11-15)

13. La nueva Jerusalén

(21.1—22.5)

Epílogo

(22.6-21)

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Apocalipsis

Apocalipsis 1

La revelación de Jesucristo

1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Salutaciones a las siete iglesias

4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir,y de los siete espíritus que están delante de su trono;

5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre;a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

7 He aquí que viene con las nubes,y todo ojo le verá, y los que le traspasaron;y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.Sí, amén.

8 Yo soy el Alfa y la Omega,principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir,el Todopoderoso.

Una visión del Hijo del Hombre

9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,

13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.

14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;sus ojos como llama de fuego;

15 y sus pies semejantes al bronce bruñido,refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.

20 El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.

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Apocalipsis

Apocalipsis 2

Mensajes a las siete iglesias: El mensaje a Éfeso

1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:

2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;

3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.

4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida,el cual está en medio del paraíso de Dios.

El mensaje a Esmirna

8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero,el que estuvo muerto y vivió, dice esto:

9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.

10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

El mensaje a Pérgamo

12 Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto:

13 Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.

14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.

15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.

16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido,y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

El mensaje a Tiatira

18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:

19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel,que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.

21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.

22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.

23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón;y os daré a cada uno según vuestras obras.

24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;

25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.

26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero;como yo también la he recibido de mi Padre;

28 y le daré la estrella de la mañana.

29 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

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Apocalipsis 3

El mensaje a Sardis

1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto:

Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida,y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

El mensaje a Filadelfia

7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:

8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies,y reconozcan que yo te he amado.

10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo,de mi Dios, y mi nombre nuevo.

13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

El mensaje a Laodicea

14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios,dice esto:

15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!

16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo;sé, pues, celoso, y arrepiéntete.

20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

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Apocalipsis 4

La adoración celestial

1 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.

2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.

3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.

4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.

5 Y del trono salían relámpagos y truenosy voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego,las cuales son los siete espíritus de Dios.

6 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal;y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás.

7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.

8 Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos;y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso,el que era, el que es, y el que ha de venir.

9 Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,

10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:

11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

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Apocalipsis

Apocalipsis 5

El rollo y el Cordero

1 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera,sellado con siete sellos.

2 Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?

3 Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.

4 Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá,la raíz de David,ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

6 Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado,que tenía siete cuernos, y siete ojos,los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.

7 Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,y reinaremos sobre la tierra.

11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,

12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.

14 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

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