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Judas LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SAN JUDAS APÓSTOL

LA EPÍSTOLA UNIVERSAL DE SAN JUDAS APÓSTOL

INTRODUCCIÓN

La

Epístola de San Judas

(Jud), aunque breve, tiene un fuerte carácter polémico. Revela en el autor un ánimo resuelto de hacer frente a «algunos hombres» indeseables, que solapadamente infiltraban en la iglesia enseñanzas contrarias al evangelio (vv. 3,5-7,14-15,23). Ignoramos de qué personas se trata, ni si estaban relacionadas con alguna doctrina conocida del pensamiento religioso de la época. Pero está claro que Judas no se refiere a un peligro meramente potencial, procedente del mundo exterior pagano, sino a algo que había comenzado a dañar interiormente a la iglesia (o por lo menos, a la comunidad destinataria inmediata de la epístola).

Propósito

La dureza de lenguaje, característica de este texto, revela la preocupación del autor. Este advierte las consecuencias de confusión espiritual y relajación moral a que podían arrastrar a gentes sencillas las enseñanzas y el comportamiento de los falsos maestros contra quienes escribe.

Era un daño cuya gravedad acentuaba el hecho de que quienes lo causaban se llamaban cristianos: se trataba de individuos que participaban en los ágapes fraternales de la congregación (v. 12), pero que, arrastrados por su propia sensualidad (v. 19), habían caído en el desenfreno. Por eso, Judas los tacha de «impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios» (v. 4), que murmuran y se envilecen «adulando a las personas para sacar provecho» (v. 16). Los acusa de negar a Dios como «el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo» (v. 4); de rechazar la autoridad y blasfemar «de las potestades superiores» (v. 8); de causar divisiones y de no tener el Espíritu de Dios (v. 19).

Judas apoya sus palabras con figuras y escenas del AT: Sodoma y Gomorra (v. 7; cf. Gn. 19.1-24); el arcángel Miguel (v. 9; cf.

Dn. 10.13-21

12.1

); Caín, Balaam y Coré (v. 11; cf.

Gn. 4.3-8

Nm. 22.1-35

16.1-35

), y «Enoc, séptimo desde Adán» (v. 14; cf. Gn. 5.21-24). También hace alusión a algunas tradiciones judías no bíblicas (vv. 6,9,14-15).

Fecha y lugar de redacción

No se conocen datos históricos precisos relativos a este escrito, aparte de que el autor se identifica a sí mismo como «hermano de Jacobo» (v. 1). Por otra parte, la opinión más generalizada es que este Jacobo (o Santiago) era hermano del Señor, y que fue el autor de la

Epístola de Santiago

(

Mt. 13.55

Mr. 6.3

Gá. 1.19

2.9

; y véase

Introducción a Santiago

). De ser correcta esta presunción, Judas también era hermano de Jesús.

No hay mención alguna respecto a los primeros destinatarios de esta carta, que, en un griego de elevado nivel literario, fue redactada probablemente entre los años 70 y 75, en medios judíos radicados fuera de Palestina.

Esquema del contenido:

Salutación

(1-2)

Falsas doctrinas y falsos maestros

(3-16)

Amonestaciones y exhortaciones

(17-23)

Doxología

(24-25)

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Judas 1

Salutación

1 Judas,siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo:

2 Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.

Falsas doctrinas y falsos maestros

3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.

5 Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto,después destruyó a los que no creyeron.

6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;

7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

8 No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.

9 Pero cuando el arcángel Miguelcontendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés,no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

10 Pero estos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales.

11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín,y se lanzaron por lucro en el error de Balaam,y perecieron en la contradicción de Coré.

12 Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;

13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.

14 De estos también profetizó Enoc,séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,

15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

16 Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.

Amonestaciones y exhortaciones

17 Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo;

18 los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos.

19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.

20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,

21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.

22 A algunos que dudan, convencedlos.

23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.

Doxología

24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,

25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

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